Está orientada de este a oeste, y en el lado norte conserva una pequeña pila bautismal semiesférica construida con piedra y mortero con un revestimiento que la impermeabiliza. El mosaico presenta motivos geométricos, representaciones de aves en clara referencia al paraíso y, entre la nave y la cabecera, dos leones enfrentados a una palmera. Éstos se han interpretado como una reminiscencia de la tradición judía, que en aquellos momentos tenía mucha importancia en Maó. Los leones representan el poder de la muerte, y la palmera el árbol de la vida. De la misma forma, las uvas que envuelven el espacio que ocupaba el altar representan la vida, mientras que los pavos reales que están enfrentados a éste representan la resurección.
Antes de llegar a la basílica y envuelto en muros de piedra, se encuentra el talayot de Fornàs de Torelló, desde arriba del cual se pueden apreciar, en un campo cercano, los restos de una vivienda prehistórica redonda.
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